Etiquetas

sábado, 20 de octubre de 2012

Relato 1 - Parte 1

El relato siguiente es el que escribí hace dos años cuando nos presentamos al concurso de Coca-Cola. Lo voy a separar en dos partes para que no sea una entrada demasiado larga.


Relato


Camino apresuradamente por las calles en penumbra. La noche es fría y la luna refulge en el cielo. Me detengo delante de una puerta, pero enseguida me doy cuenta de que no es la correcta. Estoy nervioso, y me cuesta pensar con lucidez.

Tan sólo hacía una semana que se me había acabado la droga y mis deseos de consumirla aumentaban a cada segundo que transcurría. Pensé que no pasaría nada si dejaba de tomarla, pero me equivoqué. Llevaba días agitado e inquieto, susceptible con cada persona que se dirigía a mí. Parece que,  a pesar de todas las veces que lo había negado, había acabado enganchándome.

Ahora la droga es algo necesario para mí, tan imprescindible cómo lo pueden ser el agua o el aire. En lo único que puedo pensar es en encontrar la puerta pertinente y disfrutar de una buena dosis.

 Mi nivel de ansiedad aumenta cuando por fin llego al lugar adecuado. Delante del portal veo a un hombre tumbado. Su cara está pálida y demacrada, bajo los ojos se le marcan unas profundad ojeras y su ropa está hecha jirones. De algún modo me recuerda a mí, solitario y perdido, con una única salida: la muerte.

Cuando el accidente ocurrió, mi mundo se vino abajo. Pasé de tener una vida feliz a no tener a nadie en el mundo. Ni mis padres ni mi novia estaban ahora y ya no me podría esconder tras ellos cuando tuviera un problema, estaba solo ante la vida. En ese momento me di cuenta de que el universo no giraba en torno a mí, que no importaba si yo reía o lloraba, si vivía o moría.

Los años siguientes, viví como un fantasma, me limitaba a pagar las facturas de la luz y a quedarme en mi casa sin pensar en nada. No creo que a eso se le pueda llamar vida.

Entonces, ocurrió el milagro. Buscando por Internet, hallé la droga. Un fantástico fármaco que te permitía morir por unos minutos, viajar al más allá y, después, volver a la vida. He de admitir que al principio me mostré bastante escéptico, me resultaba difícil de cree que algo así fuera factible, pero no tenía nada que perder. Así que, pese al exorbitante precio, lo compré. Y es que, por suerte o por desgracia, el dinero era lo único que me quedaba.

La primera sesión fue dolorosa, pero la experiencia me maravilló. Cuando el líquido entró en mis venas, sentí como la vida me abandonaba lentamente. Tuve miedo, pero ya no había vuelta a atrás. Un segundo después me encontraba en un onírico mundo, lleno de sombras inidentificables. Una de las sombras se giró hacia mí, y la pude reconocer al instante. La cara del amor de mi vida se iba perfilando delante ante mis ojos. Quise acercarme y abrazarla, pero una fuerza tiró de mía y me vi de nuevo en la realidad.

Relato 1 - Parte 2

La parte dos del relato de Coca Cola:


Conforme las sesiones se sucedían, el tiempo de estancia en el más allá aumentaba. Pronto aprendía a hablar con las sombras. Y, poco a poco, comencé a darme cuenta de que mi vida tan solo merecía la pena por esos minutos de muerte. Irónico, ¿no?

Abro la puerta y entro en la misteriosa estancia. No está muy decorada, una simple lámpara cuelga del techo y una mesa con producto químicos sobre ella se sitúa a un lado.  En el centro, destacan un gran sillón con una máquina a su lado. Delante, hay un hombre. Intercambiamos unas palabras de saludo y él me indica que me siente. Ya conozco el proceso, así que no se molesta en explicarme nada. Me introduce una aguja en la piel y deja que el líquido fluya por mis venas. Tengo un presentimiento, no se si voy a volver o no. Cierro los ojos y dejo que la muerte me arrastre a su sombrío mundo.

He muerto. Abro los ojos, pero no veo lo que esperaba, sino que estoy en una sala idéntica a la que acababa de abandonar. Mi brazo continúa conectado a la máquina. No entiendo lo que ha pasado, puede que algo haya salido mal en el proceso y continúe en el mundo terrenal. Entonces, un hombre se acerca a mi y me susurra lentamente.

     -A la muerte no le gusta que jueguen con ella.  Como has muerto mientras estabas vivo tendrás que vivir mientras estés muerto.

Sus palabras suenan confusas en mis oídos. No les encuentro significado. Justo en ese instante, algo tira de mí. Ahora camino por las calles de noche, mientras la luna refulge en el cielo.

Línea del tiempo - Valenciano

Esta es la línea del tiempo que hicimos en valenciano. En ella stan indicados los hechos significativos que sucedieron desde el inicio de la edad media hasta el principio del siglo XX. Puede ser útil para situarnos en el tiempo cuando estudiamos literatura.

Aquí la podeis ver.